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El desarrollo de las microfinanzas en Venezuela no llega ni a 15 años. Fue a comienzos de 1999 ­antes de que en el gobierno actual se comenzara a hablar de microcréditos- cuando el Banco del Caribe, hoy Bancaribe, se sumó a la iniciativa de tres organizaciones no gubernamentales, Grupo Social Cesap, Fundación Eugenio Mendoza y Fundación para la Vivienda Popular, que se unieron para la creación de Bangente: una referencia de esta actividad financiera en el país.

'La idea siempre fue que se podía tener una industria con buenas prácticas y políticas públicas de regulación bancaria como condiciones necesarias, pero no suficientes para impulsar instituciones microfinancieras que atiendan esa base de la pirámide de una manera autosostenida', dice Juan Uslar Gathmann, presidente de Bangente.

Su mención acerca de la base de la pirámide se refiere al modelo de negocios dirigido a personas de escasos ingresos, impulsado por el recientemente fallecido profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Michigan, C. K. Prahalad (sus siglas por los nombres de Coimbatore Krishnarao).

--Hay críticas contra la idea de Prahalad porque es vista como una manera de enriquecerse a costa de los pobres --Ese es un debate internacional y tuvo un resurgimiento hace poco, cuando una entidad microfinanciera mexicana se convirtió en banco. La controversia se dio por el tema de la rentabilidad entre Muhammad Yunus, creador del Grameen Bank en Bangladesh, y Michael Chu, que fue presidente de Action. Yunus señala que el combate contra la pobreza no es un negocio, a lo cual se le respondió que el hecho de que estas iniciativas tengan rentabilidad no es el enriquecimiento per se, sino que generen suficiente plusvalía para reinvertir en un negocio que es costoso y que requiere atraer capital para que la actividad sea sostenible. Para que esto sea una industria tiene que ocurrir como en Bolivia, donde las tasas empezaron a bajar porque la inflación se redujo y apareció una mayor oferta. Hoy, en ese país el microcrédito es un poco más caro que el crédito normal, pero no demasiado.

--¿Bolivia mantiene esas condiciones económicas? --El gobierno de Evo Morales se maneja de manera sumamente prudente en su política económica, monetaria y fiscal, y eso favorece las microfinanzas. Comenzando por una inflación anual menor de 1%.

Ni Suiza tiene eso. Sus reservas internacionales alcanzaron niveles nunca vistos, y redujeron la deuda pública.

Como parte del proceso para abatir la inflación permitieron operaciones en moneda extranjera; hace siete años 90% de las transacciones era en dólares y 10% en bolivianos, pero en este momento lograron que 45% se haga en bolivianos porque el Gobierno implantó varias políticas no obligatorias para incentivar las transacciones con la moneda nacional. Con esto quiero decir que no es posible ahorrar e incentivar las microfinanzas si hay malas políticas económicas que le roban el dinero a la gente.

--¿Ese no es el caso venezolano? --El sistema de microcréditos es terriblemente costoso en Venezuela, el entorno económico no favorece y, además, no contamos con políticas públicas de capacitación. Por eso, la cartera de microcréditos que maneja la banca es pequeña y son pocas las instituciones orientadas hacia esta área como el caso de nosotros con Bangente, el experimento que hizo el Santander con Bancrecer, Bancamiga, que tiene relaciones con instituciones bolivianas, o Mi Banco y los programas de Banesco y del Banco Mercantil.

--¿Cuántos clientes tendrán microcréditos en Venezuela? -- Creo que tenemos como 120.000.

--¿Cuál sería el potencial? --Bancarizable deben haber por lo menos 2 millones de personas, y no se puede ir más lejos porque no hay suficiente recurso humano capacitado.

--¿No hay universitarios formados en microfinanzas? --Mantenemos buenas relaciones con las universidades y vamos a ellas a proponerles que hagan tesis sobre microfinanzas, pero no se ha conseguido nada. Además, tenemos problemas gravísimos de reclutamiento de personal, y en Caracas la situación es peor.

--¿Qué lecciones se pueden aprender de Bolivia? --En las excelentes relaciones que llevamos con la Superintendencia de Bancos y con el Banco Central de Venezuela hemos planteado que se deben tomar las experiencias sobre buenas prácticas en microfinanzas que hay en dos países del Alba: Bolivia y Ecuador, donde existe una industria de microfinanzas muy sólida.

--¿Las tasas de interés para microcréditos están reguladas en ese país? --El Banco Central de Bolivia no tiene techos para las tasas y como hay una competencia muy fuerte más bien han bajado. Se pueden cobrar comisiones por el crédito, pero el vigor de la industria de las microfinanzas es tal que ya hoy no se cobra.

--¿Qué ocurre ahora que la economía venezolana está en recesión? --Así como la economía decrece, las microempresas también sufren con el agravante de que esa flexibilidad que hay en el mundo de las empresas informales juega principalmente en contra.

--¿Y la morosidad? --Ha aumentado, desde luego.

--¿Se redujo la búsqueda de microcréditos? --No todos los sectores son afectados de la misma manera. 2009 lo pasamos limpiando cartera porque nos vino una ola de morosidad de 2008, y aclaro que cuando nos preocupamos es porque la morosidad llegó a 3,5% de los créditos, ya que aquí nos manejamos con tasas inferiores a 1%. Pensamos que el Gobierno continuaría su política de expansión del gasto público que benefició a las clases populares, y creíamos que los clientes de mis clientes seguirían consumiendo, por ejemplo los pequeños comercios de ropa.

--¿Qué pasó con los microempresarios de ropa? --Tomaron créditos, compraron mercancía, esperaron a los clientes que al final no vinieron como en años anteriores. Hoy, en Venezuela la gente no está reemplazando su ropa, porque dedica la mayor parte de sus ingresos a la comida.

--¿Las instituciones microfinancieras del Estado no son una competencia desleal porque en vez de créditos otorgan subsidios? --Originalmente se planteó que hubiera instituciones similares como Bangente; pero con el tiempo se desdibujaron y más recientemente se comportan como banca de segundo piso, que recibe fondos y financia operaciones de microcréditos en el interior. En el caso del Banco del Pueblo Soberano no lo vemos como competencia y encontramos que algunos de nuestros clientes al principio se fueron, pero volvieron a Bangente.

--¿Por qué ocurrió eso? --Cuando uno habla de verdaderos microempresarios, con negocios que funcionan, ellos necesitan el acompañamiento de un banco que sea rápido y efectivo.

--¿Y el Banco de la Mujer? --Ese es un caso interesante.

Considero muy positivo el trabajo de la profesora Nora Castañeda. Quizás el nombre es lo equivocado porque más bien debería ser un fondo. Se está metiendo en zonas del país donde nadie lo hace, para ayudar a mujeres mediante la organización de talleres. Es un ejemplo de lo que debe hacer el Estado en vez de mal copiar a la empresa privada. REGRESAR


Fecha publicada: 23/06/2010
Fuente: El Nacional
Tema: economia
Tags: Banca en Venezuela


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