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Ayer la alta gerencia directiva de Petróleos de Venezuela volvió por sus fueros y, con su cara muy lavada, denunció 'que bandas de piratas sabotean continuamente sus instalaciones en el lago de Maracaibo y ocasionan derrames de crudo'. La verdad es que los venezolanos sienten un cierto embarazo cuando intenta comulgar con estas ruedas de molino que los petro-rojitos colocan sobre la mesa de la opinión pública.
Pero estas salidas infantiles, propias de un reblandecimiento de las neuronas de algún gerente de Pdvsa, no logran sino arrimar al campo de juego una serie de preguntas sobre cómo nuestra petrolera cuida de sus instalaciones, y de cómo la Fuerza Armada se ocupa de proteger suficientemente la principal industria generadora de divisas del país.
De lo dicho a la prensa extranjera por el director ejecutivo de Ambiente de Pdvsa, Ramiro Ramírez (se ve que los Ramírez son altamente nocivos para la industria petrolera), vale la pena recoger estas frases: 'Estas fugas las detectamos en cinco estaciones (...), donde es bien sabido que actúan bandas organizadas que sabotean continuamente nuestras instalaciones en el lago'.
¡Enhorabuena señor Ramírez!... su explicación nos lleva a preguntarnos por qué la principal actividad económica del país no está siendo vigilada por las milicias revolucionarias, los comités del partido PSUV, los guardias nacionales bolivarianos, la guarnición militar del Zulia, la Armada, los diputados Cabezas e Isea, sempiternos denunciadores de oficio y, por supuesto, los consejos comunales rojo rojitos. ¿Será que les está prohibido hablar de un tema que les duele no sólo a los zulianos sino a toda Venezuela? ¿Por qué Rafael Ramírez oculta este tema cuando su principal vocero ambiental en Pdvsa afirma que todo se debe a la acción de piratas que operan en el lago de Maracaibo? Si existen piratas, como dicen los rojo rojitos, pues deben ser unos zulianos irresponsables que actúan contra su propio pueblo.
En verdad, se trata de una acusación oficialista muy grave, que debe ser respaldada con pruebas suficientes para que este señalamiento no caiga sobre todo el decente pueblo zuliano, que ama a su lago y que se siente orgulloso de su rotunda pasión por defender lo que históricamente les pertenece.
Si los zulianos están ensuciando el lago con sus pillerías y triquiñuelas, pues que el altanero Rafael Ramírez dé la cara y presente los nombres de quienes cometen este delito de lesa zulianidad. De otra manera, Ramírez estaría acusando a todos los zulianos, apelando irresponsablemente a ese espíritu cínico que tienen los bolivarianos de tratar de convertir a sus críticos en delincuentes, cuando lo que ocurre es al revés.
Son 45.000 kilómetros de agónicas tuberías que existen en el lago de Maracaibo. No es un problema sólo de la corrupta quinta república, pero sí de su incapacidad a través de once años de implementar soluciones de mediano y largo alcance. REGRESAR |
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