Es conocida la definición de Wittgenstein según la cual, en filosofía, gana el corredor más lento, el que llega de último. Esta paradoja sirve perfectamente para entender los resultados de las elecciones parlamentarias de Venezuela, que se realizaron este 26 de septiembre de 2010.
Durante toda la jornada electoral, distintos candidatos políticos, periodistas y representantes del bando oficialista destacaron al sistema electoral venezolano como 'el mejor y el más rápido del mundo'. La larga espera hasta las dos de la mañana del 27 de septiembre fue para la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, una extraña confirmación de la 'responsabilidad' y podemos entender también de la 'eficiencia' o 'rapidez' que caracteriza a nuestro ente comicial.
Si la definición del viejo Ludwig se les hace muy etérea, piensen mejor en el mundo bizarro de Superman, o en las conocidas sentencias del Gran Hermano en 1984, de Orwell, según las cuales 'la guerra es la paz', 'la libertad es la esclavitud', 'la ignorancia es la fuerza'.
Contorsiones de la lógica que sólo pueden pronunciarse desde un poder obtuso que quiere obligarle al pueblo a aceptar, como le sucede a Winston Smith, (prot)agonista de la novela, que dos más dos son cinco.
La trampa de la redistribución de los circuitos electorales es otro atentado al sentido común. ¿Cómo se justifica que la MUD, con su mayoría de votos totales, haya obtenido menos escaños para la Asamblea Nacional? Ni Wittgenstein, ni Jerry Siegel, ni Orwell pueden ayudar al oficialismo a explicar esto. Quizá, este es un caso para Porfirio Torres, un capítulo más de Nuestro insólito universo.
Más allá de estos trucos de mago viejo que a nadie engañan, la jornada del 26S recogió los frutos de una gesta civil y política que probablemente no tenga precedentes: el acuerdo unitario de la MUD para las 165 candidaturas a la Asamblea Nacional. Esta fue la prueba de peso que permitirá a la oposición venezolana encarar en muy buen estado la contienda electoral que puede poner fin al gobierno autocrático de Hugo Chávez.
Joe Louis, el famoso boxeador, afirmó que en el ring puedes correr, pero no esconderte. En las elecciones presidenciales de 2012, Chávez no podrá poner más remaches a la descascarada fachada de su casi democracia, de su casi dictadura. La cobardía suprema de modificar los circuitos electorales, junto a la efectividad de una oposición cada vez mejor organizada, llevó al Presidente venezolano a concluir la jornada como dicen que lo hizo el general Pirro después de su más dura batalla: -Otra victoria como esta y estaremos perdidos. REGRESAR |