En los terrenos que otros empresarios no fueron capaces de avizorar una oportunidad para construir viviendas, Rafael Delgado Sosa sí la percibió, y esa visión para el emprendimiento de desarrollos residenciales de interés social es su fortaleza.
Delgado Sosa se inicia laboralmente en la venta de seguros y valores en la Bolsa de Miranda, actividad con la que fortaleció su poder de convencimiento. En el año 1979, se dedica a la venta del Conjunto Residencial Don Pedro, con la Constructora Cinelva C.A. El proyecto comprendía 550 apartamentos de interés social, a un precio de 60.000 bolívares.
"Los compradores debían pagar una inicial de 7.000 bolívares y cuotas mensuales de 600 bolívares, con una tasa de interés muy baja. Era en la época del primer período presidencial de Carlos Andrés Pérez y el sector de la construcción era tan dinámico como lo fue en 2006, todo lo que se hacia se vendía, la gente hacia colas para comprar", recuerda el promotor.
A partir de esa experiencia decide independizarse para llevar adelante proyectos inmobiliarios en el interior del país. Tal es el caso de la urbanización Altos de La Cardenera, en Barinas. Iniciativa para la que planificó edificar 3.000 viviendas, pero llegó el Viernes Negro y el control cambiario, lo que desestímulo la inversión. De los 3.000 clientes que habían reservado su casa con 5.000 bolívares, 2.400 pidieron el reintegro de su dinero.
Las adversidades no lo doblegaron y su conocimiento sobre el carácter cíclico del mercado inmobiliario, siempre ligado a los altibajos del país, lo mantuvo firme. Las distorsiones del mercado -cuenta- colocaron los precios de los carros por encima del precio de las casas.
Sólida alianza. En 1992, Delgado Sosa se asocia con el economista Pablo Martínez Carpio y forma el Grupo Matalinda, un conglomerado de empresas dedicadas a la promoción, construcción y venta de viviendas de interés social en varios estados país, como Miranda, Anzoátegui, Sucre y Nueva Esparta.
En abril de ese mismo año el grupo adquiere 200 hectáreas de tierras en los Valles del Tuy, Charallave. En aquel entonces, estaba en auge la construcción en Guarenas, Guatire y los Altos Mirandinos. Esa decisión –recuerdala asumió porque consideró que la elevada demanda de terrenos en el valle de Guatire-Guarenas había producido un desmedido aumento en los precios, lo que colocó fuera del mercado de vivienda a las familias de pocos recursos, para quienes se había propuesto dedicar su esfuerzo empresarial.
En Charallave sí vio esa posibilidad, y pensó que a mediano plazo los Valles del Tuy se consolidarían como una opción para las familias de ingresos moderados de la Gran Caracas. Adicionalmente, contaba con otro elemento a favor, avanzaba la construcción del ferrocarril del Tuy para incorporar la región a la gran ciudad. Las primeras casas edificadas en Matalinda se vendieron en 3.000.000 de bolívares y gradualmente la obra se fue ganando la aceptación del público.
"2006 llegó para recompensar tantos años de sostenido esfuerzo, la gente asumió a Charallave como un lugar para levantar a su familia, y Matalinda se posicionó como el mejor espacio urbano de la zona", dijo. REGRESAR |
