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En estos tiempos de ardor político en el que Estados Unidos no es catalogado por el gobierno nacional precisamente como una nación amiga, el embajador de ese país en Venezuela, William Brownfield, extendió una invitación al técnico Richard Páez para obsequiarle un libro del balompié estadounidense Una Celebración de 10 Temporadas, y conversar sobre la Copa América.
Brownfield, fanático del deporte aunque más del beisbol y de los Orioles de Baltimore, bromeó respecto al torneo continental que se inicia el 26 de junio y casi le juró a Páez que su país sería campeón.
"Yo extenderé mi brazo el día de la final pero para darle mi pesar por haber perdido ante Estados Unidos", dijo a manera de chanza el embajador estadounidense.
El técnico vinotinto, que también tiene sus cuotas de buen humor, no se quedó atrás y respondió: "Yo los recibiré con la mayor disposición en casa y me comprometo a enseñarles a jugar fútbol venezolano, pero antes deben superar a Argentina".
En medio de un ambiente donde predominaron las sonrisas, el diplomático reconoció que el buen fútbol es el suramericano y que en la tierra del Tío Sam, han aprendido de los de este lado del continente.
"En Estados Unidos hemos aprendido a jugar fútbol de los países del sur de América. Son muy buenos y eso lo reconozco".
Conciente de la responsabilidad que está a la vuelta de la esquina, Páez afirmó que "el embajador quiere hacernos ver el sentimiento que tiene hacia la Copa América. Quiero decirle que Venezuela los espera con los brazos abiertos pero queremos ganarle a todos, no va ha ser fácil para ninguno".
En el intercambio de palabras entre el embajador como fanático del equipo de fútbol de los Estados Unidos y el técnico de la vinotinto, quedó demostrado que la importancia del deporte va más allá de un tinte político y de lo que la mayoría podría suponer.
Brownfield le vaticino el éxito al técnico y a sus jugadores: "Les deseo la mayor de las suertes. Lo mejor que tendrá la Copa América es que Venezuela enfrentará el juego final ante Estados Unidos, así va a ser", insistió el diplomático.
El balón oficial del torneo suramericano sirvió como aliado del embajador estadounidense, quien aprovechó la ocasión para pedirle un autógrafo a Richard Páez.
El merideño plasmó un cierre que llama a la unidad y a la paz: "Para William Brownfield, con mentalidad fría pero con corazón vinotinto".
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