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Washington presionó a Madrid, en enero de 2005, para que cesara el acuerdo de venta de barcos patrulleros y aviones de transporte españoles a Venezuela, según revelan cables liberados por Wikileaks.
Pese a las insistencias de Estados Unidos para evitar que se cerrara el contrato, este fue suscrito en noviembre de ese mismo año durante la visita del entonces ministro de Defensa, José Bono, a Caracas.
Decenas de documentos confidenciales, a los que tuvo acceso el diario El País de España, muestran cómo Washington presionó a altos cargos de los ministerios españoles de Exteriores y de Defensa, incluidos sus titulares, e incluso al propio presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.
Y a pesar de que España logró vender las embarcaciones, Estados Unidos vetó la transferencia de tecnología necesaria para ofrecer los aviones.
Las reticencias de Washington hacia la política española sobre Venezuela son previas al contrato. La visita de Chávez a España de finales de 2004 causó malestar en la Embajada de Estados Unidos en Madrid por 'la retórica revolucionaria y las proclamas antiestadounidenses de Chávez al lado de autoridades españolas'. Madrid se disculpó alegando que sólo invitó a Chávez luego de insistentes peticiones. Además resaltaron los funcionarios que España compartía la misma preocupación por el deterioro de la situación en Venezuela.
Pero fue el acuerdo de venta de material militar el que encendió los ánimos. En febrero de 2005, el propio Bono llamó a la embajada para enfatizar en que los barcos eran para patrullaje y que Caracas había dado garantías de que no se usarían con fines ofensivos.
Bono aseguraba que la razón para la venta no era política, sino que suponía un contrato 'muy importante para IZAR', la empresa fabricante en aquel entonces (actualmente Navantia).
Días después, el director general para Latinoamérica de la Cancillería española, Javier Sandomingo, acudió a la legación estadounidense e indicó que la operación era objeto de 'un vigoroso debate interno' en el Gobierno. La impresión que se llevaron los estadounidenses fue que la venta generaba malestar en Exteriores.
A finales de marzo, la embajada estadounidense recapitulaba en sus comunicaciones que sus preocupaciones habían sido transmitidas al Gobierno español. Varios contactos del entonces canciller Miguel Ángel Moratinos insistieron en que estaban incómodos con la operación e insistieron en que Bono había 'impulsado el acuerdo pese a la fuerte oposición de Exteriores', y llegaron a criticar al propio Zapatero. REGRESAR |
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