Ya el tiempo para la aprobación de la propuesta de Ley Orgánica de Cultura prácticamente venció y la Asamblea Nacional no ha aprobado el mencionado instrumento. Continúa el Estado adeudándole al pueblo venezolano una legislación que se corresponda con esos derechos sociales. Sin embargo, quedan dos esperanzas: una, que desde este momento hasta el 5 de enero salga publicada en Gaceta la mencionada Ley y, la otra, que sea incluida dentro del conjunto de leyes de la nueva Habilitante. En algún momento nos preguntamos porqué la Directiva de la AN no hizo un esfuerzo por incluir en agenda la última propuesta de esta Ley, sin desconsiderar la voluntad de los diputados Cristóbal Jiménez y María Queipo, en sus empeños por cumplir con todos los parámetros reglamentarios.Así llegamos a dos conclusiones:. la primera, que por razones de índole político, que tienen que ver con las diversas opiniones -generalmente apasionadas y conflictivas del sector- decidieron prolongar este proyecto para no comprometerse con una opinión pública adversa y, la segunda, que en medio de coyunturas y 'prioridades' colocaron el proyecto de Ley Orgánica de Cultura en el plano secundario, hasta nuevo aviso. En todo caso, la realidad es que probablemente nos quedemos sin Ley Orgánica de Cultura por largo tiempo, si es que en estos días no se toma una decisión al respecto. Por ello, me atrevo a llamar la atención de la Directiva de la AN para una reflexión seria. Ese no es un proyecto para 'eventos y tarimas'; ese proyecto -junto a la Ley Orgánica de Educación- constituyen dos grandes legislaciones que sustentan la formación de un nuevo ciudadano con conciencia social y es la consumación de lo establecido por la CRBV en términos de derechos sociales y culturales. Exhortar a las autoridades, tanto de la Asamblea como del Alto Gobierno, a considerar el Proyecto de Ley Orgánica de Cultura es responsabilidad que asumimos desde aquí y estoy seguro que son millones de venezolanas y venezolanos los que harían lo mismo en estos tiempos de coyunturas y de carencias inmediatas en los que no debemos olvidar los grandes compromisos fundacionales de la Revolución Bolivariana y de sus propósitos estratégicos. REGRESAR |