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El cine tiene reservada su butaca en la industria del entretenimiento en Venezuela Por el progresivo aumento de espectadores registrado en los últimos cinco años (9% interanual, entre 2005 y 2010), el mercado cinematográfico presenta posibilidades de crecer entre 30% y 40% en los próximos años.
Son las proyecciones que sobre esta actividad económica tienen organizaciones como la Asociación Venezolana de Exhibidores de Películas (Avep) y el Circuito Gran Cine, que certifican el aumento de 19.738.195 boletos vendidos en 2005 a 28.714.586 en 2010, lo cual representa un crecimiento de 31,26% en el último lustro.
Las cifras revelan que salir a ver películas en la sala oscura es un hábito urbano que se refuerza en Venezuela, pese a factores como la inseguridad y la competencia que implican el video, televisión por cable, Internet y la piratería, que diversifican las formas de recreación contemporánea.
Después de México, Venezuela es el segundo país de América Latina con mayor promedio de asistencia anual al cine (0,91, casi una vez al año por habitante) . La media nacional se encuentra por encima de Argentina (0,88); Colombia (0,43), Chile (0,7) y Uruguay (0,73), según las estadísticas regionales correspondientes a 2009 de la Films Board de Estados Unidos, que reúne a las grandes distribuidoras cinematográficas de ese país.
De acuerdo a los número de esta organización, entre 2007 y 2008 Venezuela registró un aumento de asistencia al cine de 6% por encima de países como Chile (4% de incremento) Uruguay (2%). Mucho más de Argentina, que registró una disminución de 1% en el mismo período y Colombia que tuvo una contracción de 6%.
'El comportamiento de la audiencia demuestra que el venezolano está cada vez más interesado en ir al cine', confirma Bernardo Rotundo, presidente del Circuito Gran Cine, red de exhibición de películas de arte.
Por cada 66.747 venezolanos existe una pantalla mientras que en México, uno de los países más cinéfilos de la región, hay una por cada 23.114 personas, indican las cifras de 2009 las distribuidoras norteamericanas. Aunque Venezuela no se encuentre entre los países con más salas de cine por habitante, el ritual tiende a crecer.
Una de las ventajas de ir al cine es que continúa siendo una actividad recreativa accesible en tiempos de inflación, recuerda el economista Abdel Güerere, presidente de la Avep.
Según un estudio de la firma Datanalisis, elaborado para la Cámara Venezolana de Centros Comerciales (Cavececo), hasta noviembre de 2009 el cine ocupó el 9,90% de los gastos de los visitantes a los centros comerciales, frente a compras de restaurantes o comida rápida: (29,60%) y compra de alimentos y bebidas (26%).
Comprar un boleto de cine es accesible pero no por ello más barato con respecto a otros países latinoamericanos. El precio promedio de una entrada en Venezuela es de $ 5,12, una de las más caras de la región, ubicándose por encima de la media de América Latina ($4,03).
Pero Rotundo evalúa positivamente este promedio, que compendia la variedad de costos que ofrecen diferentes salas (desde Bs. F 20 del Cine Baralt o Bs. F 10 de La Previsora hasta las Vip del Tolón Mall o Centro San Ignacio en Caracas de Bs.F 50, por mencionar algunos ejemplos). 'Posiciona al mercado venezolano de cara a la competencia internacional, lo que permite traer más películas extranjeras para exhibir', evalúa el directivo.
Se trata de una actividad predilecta de los jóvenes: 65% de los espectadores tiene menos de 34 años de edad. Y de amplia aceptación en el nivel socioeconómico D, al que pertenece el 61% de las personas que asisten al cine.
Faltan salas
Pero el crecimiento de la audiencia en los últimos años, que fundamenta el potencial de este mercado, no es proporcional a la aparición de nuevas salas de proyección en el país.
En 2005, existían 400 salas en todo el país. En cuestión de cinco años, abrieron 58 más, es decir, aumentaron 12,66%, lo que representa menos de la mitad del crecimiento de espectadores en un lustro (31,66%).
Una de las razones se encuentra en el proceso previo que requiere la instalación de un nueva sala de cine, ahora supeditada a la creación de centros comerciales, donde comenzaron a ubicarse estos espacios desde hace cuatro décadas, inscribiéndose en una tendencia mundial.
El hábito de ir al cine no ha desaparecido con la demolición de los viejos cines, sino que se ha desplazado a lugares que ofrecen además de las películas del momento, variedad de servicios como ferias de comidas y restaurantes, tiendas, seguridad, estacionamiento y acceso al transporte público, entre otros, destaca Rotundo.
La creación de un conjunto de salas de cine comienza mucho antes de su apertura, entre tres y cinco años aproximadamente, advierte Güerere.
El propietario o administrador del centro comercial y la empresa de exhibición negocian la apertura del complejo cinematográfico luego de evaluar su potencial, explica el presidente de la Avep.
De concretarse la alianza, el exhibidor paga un adelanto al promotor que sirve de apoyo al financiamiento, mientras el empresario continúa con las gestiones de diseño, construcción y trámites de permisos.
Una vez que se concluyen las obras del centro comercial, los exhibidores se encargan de equipar y decorar las salas, agrega Güerere. 'La creación de nuevas salas es un proceso lento, de continuas inversiones. Mientras más espacios haya, esta actividad económica tendrá mayor efecto multiplicador fiscal que incidirá en el financiamiento del cine nacional y la recuperación de la inversión de los autores venezolanos'.
En décadas anteriores, los mismos exhibidores eran propietarios de los edificios donde funcionaban los cines. 'Pero ese modelo de negocio cambió por el costo de los inmuebles', aclara Rotundo. Ahora la empresa exhibidora no compra el local, sino que se monta en asociación con el centro comercial, negociando un porcentaje de la taquilla y comercios relacionados.
Otra de las razones del modesto crecimiento de salas de cine es la contracción de 7,2% que tuvo el sector construcción en 2010, según cifras el Banco Central de Venezuela (BCV).
El año pasado, el BCV indica que las ventas de cemento se redujeron en 10%, pasando de 7,9 millones a 7,1 millones de toneladas. Además, cayó la producción de todos los insumos de construcción. El bajón más fuerte fue en el sector cabillas: 28% menos con respecto a 2009.
Pero el retraso en la inauguración de centros comerciales y sus respectivos cines en los últimos meses no sólo se debe a la crisis de la construcción sino también a la falta de terrenos, especialmente en algunas ciudades como Caracas, confirma Claudia Itriago, directora ejecutiva de Cavececo, organización que agrupa a 120 malls en todo el país.
Romper la cartelera
La decisión sobre lo que se proyecta en el 80% de la salas de Venezuela es tomada por los dos principales circuitos comerciales del país: Cinex y Cines Unidos, que operan respectivamente en el 34% y 46% de los espacios existentes.
Del total de espectadores que se registran en un año, sólo 10% asisten a cine de arte (que comprende películas alternativas e independientes) y cine venezolano. Es decir, el 90% prefiere optar por los títulos producidos por los grandes estudios de Hollywood, según cifras de la Asociación de Industria Cinematográfica( Asoinci), Fundación Cinemateca Nacional, Gran Cine y Avep.
Hasta los años 70, a Venezuela llegaban películas alternativas a la industria estadounidense, observa Rotundo. 'Pero eso cambió. Hoy en día, el cine norteamericano domina 95% de la cartelera nacional'.
El presidente del Circuito Gran Cine concluye en la necesidad de emprender un esfuerzo mancomunado entre el sector privado y público para ampliar el espectro cinematográfico, romper la hegemonía del cine norteamericano y enaltecer la cartelera nacional con películas de otras latitudes. Y que aparte, generen dividendos económicos con la creación de un circuito de exhibición de cine de arte, junto al producido por Hollywood.
Fuente: Asociación Venezolana de Exhibidores de Películas REGRESAR |
| Fecha publicada: 08/04/2011 Fuente: El Mundo Tema: entretenimiento
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