La problemática de los costos de las clínicas privadas llegó hasta los predios de Miraflores y uno de los factores que influye en esta situación es el diferencial que registra el precio de las medicinas facturadas por las instituciones, respecto a los conseguidos en las farmacias al detal y los regulados por ley. La divergencia es tal que llega a superar el 400%.
UNA HISTORIA
Francisco Marín estuvo recluido durante cuatro días en una reconocida clínica privada del país.
Después de ser intervenido quirúrgicamente y aprobar el fallo médico, es decir ser dado de alta, se dirigió a su casa a seguir con el tratamiento y el proceso postoperatorio de rigor La cuenta fue procesada por su seguro. Sin embargo, Marín acucioso por naturaleza, notó que en el lapso de cuatro días había consumido un total de 606.894,95 bolívares, lo que a su parecer podía ser un exabrupto.
Una vez concluido su proceso de recuperación y con factura en mano, se dispuso a realizar un pequeño recorrido por las principales farmacias del centro de la ciudad. Seleccionó un total de cuatro medicinas, muestra significativa, puesto que no fue una gran variedad de fármacos la que consumió durante su estancia en la clínica.
Además, logró obtener, gracias a su compadre que labora en el área administrativa de la institución donde fue operado, los desgloses detallados de las facturas, que no suelen llegar a las manos de los pacientes. Con esta información se dirigió a realizar un cara a cara en el mercado al detal.
DEL CIELO A LA TIERRA
Así bien, encontró que en la clínica le cobraron por su ingesta de omeprazol de 40 miligramos la cantidad de 62.968,14 bolívares, mientras que en las farmacias los precios rondaban entre Bs. 11.630 y Bs. 8.900, siendo esta última la presentación genérica de 20 miligramos, sin embargo, ambos medicamentos vienen en cajas de 20 tabletas.
Marín reconoció una obvia diferencia en el precio, pero también notó que el cobro de la medicina fue realizado durante dos días consecutivos y el precio era indicativo a cajas del producto, cuando él no llegó a tomarse, ni por equivocación, 40 tabletas de ningún medicamento.
Lo mismo ocurrió con el acetaminofén, que fue cobrado dos veces durante su estadía, medicamento que por lo general viene en presentación de 20 tabletas.
En la clínica le facturaron cada caja por 3.183,25 bolívares, cuando en las farmacias consultadas consiguió precios regulares de entre 1.655 y 1.800 bolívares.
De igual manera notó que cada día tres dosis del medicamento fueron facturadas. Después de hacer conjeturas logró establecer que pagó durante su estadía seis cajas de acetaminofén, por el doble del precio normal.
Con el captopril algo curioso ocurría, al parecer por el monto de la factura cobraron únicamente las tabletas ingeridas, puesto que el costo reflejado era de 291,43 bolívares cada unidad, mientras que la caja en la farmacia se consigue entre 6.260 y 8.200 bolívares.
Marín pensó que hubiese sido preferible que le cobraran la caja completa de captopril y no la de omeprazol y mucho menos dos veces, se lamentó de no haber tomado los medicamentos del carrito de la enfermera, haberlos metido en su bolso y llevado a casa, de igual manera los había pagado varias veces, varias cajas.
Al preguntar por el acetato de metilprednisolona en la farmacia, quien hizo el despacho con voz parca le contestó, "eso es metilprednisolona y genérica cuesta 4.300 bolívares, las 30 tabletas". Se estremeció cuando al revisar confirmó que en la factura decía 15.349 bolívares.
Resignado se fue a su casa ojeando los encartes publicitarios de las redes de farmacia, comprobando que efectivamente la especulación en las facturas era existente. Comprendió más tarde el hecho de que él no era el único usuario de la clínica y que las mismas irregularidades que a él le aplicaron afectan a muchos otros también.
HABLAN LOS DUEÑOS
La posibilidad de regular los precios de los servicios médicos privados se solidifica como un hecho.
La opción nació durante los pasados meses de marzo y abril, cuando el índice inflacionario en el sector salud se colocó en 3,9 y 3,4%, respectivamente, siendo la categoría económica que más engrosó el Índice de Precios al Consumidor (IPC) durante esos períodos. En este contexto algunos dueños, dirigentes de clínicas privadas y figuras del ramo médico venezolano se han pronunciado.
Alexis Bello, presidente del Hospital de Clínicas Caracas, precisó que la inversión realizada en la adquisición de equipos tecnológicos se lleva muchas de las ganancias de la clínica, eso sin contar los muchos gastos referentes a la puesta en práctica de las adecuaciones legislativas que tienen que ver con la higiene y la seguridad industrial y beneficios laborales.
Sin embargo, Bello no descartó que la especulación fuese un factor agravante en los costos, pero hizo la salvedad de que este proceso no se percibe entre la clínica y el paciente, sino entre los proveedores y la instituciones médicas.
Aseguró que tradicionalmente la salud es presa de altos costos y que en la institución que preside las ganancias sólo alcanzan 6% de los montos totales, sin embargo no especificó por cuáles medios se obtienen dichas ganancias.
El protagonista de la crónica expuesta anteriormente, sin dudar, le diría al doctor Bello que él sí podría especificar el origen de sus ganancias, y sería el costo irregular de las medicinas.
EL PAPEL DEL ESTADO
El Estado está en la potestad y obligación de regular las empresas de salud privada y así lo reza textualmente el artículo 85 de la Constitución Nacional cuando dice que "el sistema público nacional de salud es obligación del Estado, que integrará los recursos fiscales, las cotizaciones obligatorias de la seguridad social y cualquier otra fuente de financiamiento que determine la ley. El Estado garantizará un presupuesto para la salud que permita cumplir con los objetivos de la política sanitaria. En coordinación con las universidades y los centros de investigación, se promoverá y desarrollará una política nacional de formación de profesionales, técnicos y técnicas y una industria nacional de producción de insumos para la salud. El Estado regulará las instituciones públicas y privadas de salud".
El doctor Fernando Bianco, presidente del Colegio de Médicos del Distrito Metropolitano de Caracas, asevera que se ha "establecido una relación no correlativa entre las clínicas y los terceros pagadores (empresas aseguradoras), lo que ha producido malos resultados y los que terminan pagando son los médicos y el paciente". Sin embargo, concuerda con que es el Estado el que tiene que poner un alto al ascenso de los precios.
"No es un secreto que al sistema público de salud le falta mucho funcionamiento y la calidad ha sido demostrada en el sector privado, la mejor manera de regular es desarrollar el sistema público", recalcó Bianco.
EL JUEGO DEL CAPITAL
Durante una ponencia pública el doctor Gustavo Villasmil, dueño de una clínica privada, economista y concejal municipal de Baruta, dio una perspectiva microempresarial de la situación de las clínicas privadas y las confrontó con el sector público.
Se refirió específicamente al movimiento económico que deberían seguir las clínicas privadas, es decir, el juego del mercado libre. Hizo un llamado a los empresarios a competir y no a cartelizar los precios, de esta manera y según su opinión, la regulación estatal no sería necesaria, puesto que el sistema lo haría por sí sólo.
Describió la posición del homo economicus, el ser que trabaja en función de su bienestar y por ende retrató la situación del médico que al estar en el hospital pierde más de lo que gana, y que por esta razón no da la atención necesaria en términos de calidad y cantidad al paciente, que se acerca al sistema público de salud.
Villasmil no se conformó con eso y promulgó una serie de consejos para el mejoramiento de la sanitaria privada y pública del país.
Para el sector público ofreció soluciones poco explotadas, como la de otorgar en concesión hospitales del Estado a empresarios interesados en hacerlos producir de manera cabal.
De igual manera, sugirió "financiar al enfermo y no al hospital", de esta forma el capital no se escaparía en corrupción y procesos engorrosos o burocráticos, sino que el paciente de forma directa recibiría la suma necesaria para satisfacer y curar su enfermedad.
Villasmil también aconsejó, en el caso del sector privado, enfocarse en las ventajas de cada institución, fortalecer las especialidades más importantes dentro de cada clínica para así hacer más fácil el proceso de competencia, al darle la posibilidad al paciente de escoger un centro basándose en sus necesidades específicas. REGRESAR |
