El 27 de junio de 1818, cuando se publicó por primera vez El Correo del Orinoco, corrían por el territorio nacional aires de libertad, traídos de la mano de un Bolívar aguerrido y emancipador. En honor a esa fecha, se conmemora el Día del Periodista, un profesional que por la naturaleza del ejercicio de su profesión es un luchador universal por un mundo más justo, más plural y libre.
Hoy, 189 años después, este 27 de junio de 2007, otros venezolanos integrados por estudiantes, periodistas, intelectuales, artistas, madres de familia, representantes de gremios y profesionales, entre otros ciudadanos, se han lanzado a las calles, de manera pacífica pero firme, demandando respeto por los derechos fundamentales de libertad, justicia y democracia. Y nunca es tarde cuando la causa es justa.
El presidente Hugo Chávez, tiene ocho largos años acorralando a todo ciudadano o institución que ha “osado” disentir de sus designios. Sus “blancos” son de amplio espectro: partidos políticos, instituciones educativas, sindicatos, gremios profesionales y empresariales, Iglesias, empresas, y por sobre todo, medios de comunicación, trabajadores de la prensa, comunicadores y periodistas.
En estos ocho años el balance de libertad es negativo para el país: Varios trabajadores de la comunicación han sido asesinados. En las cárceles hay presos por opinar y cientos de periodistas afrontan juicios en tribunales sesgados. Se confiscó el espacio radioeléctrico de RCTV. Y mientras unos medios sobreviven plegados a la mordaza oficial, sobre otros pende la amenaza explícita del Presidente de cerrarlos si no se supeditan al régimen.
En su escalada para coartar las libertades y derechos ciudadanos el mandatario utiliza de manera grotesca el espectro radio eléctrico a su libre albedrío y arbitrariamente impone interminables “cadenas” con transmisiones obligatorias a escala nacional, amén de las abundantes transmisiones obligatorias de propaganda oficial.
Otro mecanismo perverso de presión es la obstrucción, e incluso impedimento, a los medios de comunicación independientes al acceso a las fuentes de información del sector público, para luego tildarlos de parcializados por omitir información “veraz y oportuna”.
El Gobierno ha logrado criminalizar la opinión divergente y la información objetiva e imparcial.
Por un lado, la reforma del Código Penal en 2005, convirtió en delito el más mínimo insulto al Presidente, el cual se castiga con pena de prisión de seis a 30 meses, sin derecho a fianza. E incluso, se pena el desacato a funcionarios de menor rango.
Por su parte, con la Ley Mordaza, se afectó el contenido, los mensajes, la estructura y horario de la programación de todos los medios radioeléctricos. Además de que esta ley, como tantas otras por este Gobierno, lleva implícita medidas que se contraponen con la propiedad privada y la libertad económica. Y aún cuando las mismas no se han aplicado todavía en todo su rigor, están allí como Espada de Damocles, agazapadas y a la espera para avasallar discrecionalmente a cualquiera que discrepe del régimen.
Hoy -ayer-, Día del Periodista, miles de venezolanos marchan unidos en un solo clamor: ¡Libertad! REGRESAR |