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Al arribar a su aniversario número 418, la capital del estado Vargas tiene una noticia buena y una mala. La buena es que la reapertura del viaducto le permitirá revivir el dinamismo de su puerto, el segundo más importante del país: La mala es que su patrimonio, en peligro desde la tragedia de 1999, sigue sin recuperarse.
De acuerdo con las estimaciones de Fetravargas, entre 57 y 65% de la fuerza de trabajo del estado costero -no sólo de La Guaira- está relacionada directa o indirectamente con la actividad que desarrolla el puerto, lo que implica la relación laboral con empresas importadoras, agentes aduanales, transportistas, caleteros, estibadores y empleados públicos, así como comerciantes informales, quienes expenden alimentos dentro de las instalaciones o sus accesos.
"Esta cifra podría ser mayor, si con la apertura del viaducto regresaran o se capitalizara la atención de grandes importadores o de grandes armadores, pero esto debe ir acompañado de una política portuaria adecuada, más amplia y expansiva, que permita competir limpiamente con Puerto Cabello", señala la presidenta de la Cámara de Comercio de La Guaira, Cipriana Ramos.
Contrariamente representantes del sector de transporte pesado expresan su malestar por los inconvenientes que padecen a consecuencia de la deficiencia en las operaciones portuarias.
"En el puerto las almacenadoras no cuentan con máquinas suficientes para cargar mercancía. Los transportistas nos tardamos hasta tres días para cargar un furgón en el puerto. Esta situación provoca iguales daños que la ausencia del puente y el tráfico en la vía de contingencia", explicó el presidente de la Cámara de Transporte de Vargas, Edmidio Palumbo. Al respecto, precisó que diariamente cargan 700 camiones en el puerto de La Guaira y que cuando la almacenadora no carga, las unidades se acumulan y hacen colapsar los muelles, lo que se traduce igualmente en retardos en la cadena comercial.
Mientras, trabajadores del puerto, como Arístides Palacios, señalan que el viaducto "mejora nuestras perspectivas, porque el puerto es el motor de esta parroquia, y yo diría que hasta nuestra razón de ser, nuestro origen".
Patrimonio en riesgo
La otra cara de la moneda es el casco colonial de La Guaira. Al lado de una fachada bellamente dispuesta y recién recuperada, un terreno baldío lleno de basura y escombros obstaculiza la vista hacia la catedral San Pedro Apóstol.
"El grave problema es que ningún organismo se pone de acuerdo para actuar. En el casco colonial invierten por su cuenta la Gobernación, la Alcaldía, Corpovargas y entes privados como la Fundación Cisneros o educativos como la USB, sin que exista un plan maestro que determine las acciones que nos lleven a redescubrir esta joya histórica", afirma el cronista de La Guaira, Jesús Cumare.
Hace poco más de tres meses, el despacho municipal local tuvo la iniciativa de reunir a todos los entes que tienen dentro de sus funciones el desarrollo de inversiones hacia el rescate del casco con la intención de unificar criterios. En ese momento, el Ministerio de Turismo se erigió como coordinador de la retrasada restauración. Hasta la fecha esa coordinación no se ha materializado. REGRESAR |
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