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El día en que se inauguró el Viaducto, Chávez lucía feliz y sonriente pero su alegría duró poco. Bajó una multitud de los barrios pero no a jalearle sino a protestar. La sección Ultrasecretos de Quinto Día lo cuenta.

Y bajaron del barrio a pedir lo prometido
El día que se inauguró el viaducto de la autopista Caracas La Guaira había mucha gente contenta. Los habitantes de La Guaira pobres y ricos gritaban de alegría y daban gracias a Dios y seguramente los más fanáticos a Chávez por el fin de la obra que restablecía la normalidad de la economía del Estado Vargas.

Otro que agradecía a Dios y a trabadores y empresa privada Precomprimidos era el Presidente Chávez. Habían concluido, aunque con tres meses de retraso, una obra que tantos dolores de cabeza causó al gobierno desde que Chávez había decretado el sepelio del viejo puente que había quedado maltrecho cuando cedieron sus bases construidas hace muchos años.

Y ese jueves 21 el comandante tenía motivos para celebrar y subió orondo al gran helicóptero que lo llevó presto al sepelio de la calumniada trocha y para el nacimiento del viaducto sucesor. Su rostro, cuando asomaba desde la aeronave, destilaba jubilo y orgullo de lo que el consideraba el deber cumplido.



Desde Caracas los autobuses del Bernal apuran la marcha para acomodar a los juglares de las buenas nuevas listo para vocear el ensayado grito de “así-así-asíes- que-se-gobierna”.

Chávez bajó en medio de la programada algarabía mientras sus anfitriones bregaban un modesto saludo y la casa militar y el enjambre de escoltas civiles, venezolanos y cubanos, apretaban los anillos de seguridad.

“Qué amor al pueblo”, gritó desesperada una anciana, mientras sus brazos se perdían en su empeño de acercarse al Presidente. “Es que no me dejaron besarlo, -declaraba al periodista la quejosa mujer- Me trajeron desde Caracas para nada”. Ella dijo llamarse Candelaria Romero habitante de un sector de La Pastora. Como Candelaria, centenares de militantes protestaban los atropellos en su deseo de acercarse a su Presidente.

“¿Pa qué carajo nos trajeron?”, declaró indignado Martín Palencia que había llegado cuatro horas antes para celebrar con el Presidente.

Lo que habían sufrido sus fanáticos no llegaba al primer mandatario que sólo sentía al bululú hasta que lo ubicaron y subió al carrito.



Luego llegó el discurso entre la larga cadena prevista para que el país viera el viaducto y a su constructor según la placa alusiva, cuidadosamente elaborada por la gente del MINFRA.

Pero inesperadamente, después de la calma y la alegría, vino la tormenta. Desde el barrio Nueva Esparta y otros de la periferia, comenzaron a bajar grupos que pedían a gritos acercarse a su Presidente, sólo que ellos no tenían nada que celebrar porque ninguna de las promesas de casas, créditos y servicios habían sido cumplidas después de varios años “Para qué yo quiero viaducto, sino tenga casa, ni carro, ni comida. Mi rancho se fue con las lluvias de hace tres años.

Aquí vinieron funcionarios de Inavi, Minfra y hasta concejales. Todos prometieron en nombre del Presidente y nadie regresó, -arengaba Jorge Luis Herrera que para el colmo tiene cuatro hijos y a su mujer embarazada-. Venga a ver cómo vivimos”.

Comenzamos a subir y nos detuvimos en un tarantín que apenas tenía techo. Los muchachitos barrigones, con mirada extraviada, tímidos y la mujer más optimista, orgullosa de su vientre, “Esto es peloteo. Unos dicen que le corresponde a Bernal, otros que al gobernador de Vargas o al ministerio de Vivienda”, repetía la buena señora.

Jorge Luis retomó el discurso de protesta. “Así como nosotros están miles de damnificados que hoy cansados de tantas promesas decidimos bajar, para decirle a Chávez que lo están engañando y que ya nosotros solo bajaremos para protestar. Nosotros ya no creemos en nadie. Qué nos importa quien gobierne. No tenemos que perder. Si acaso la miseria y por eso no teníamos por qué celebrar y ojalá el Presidente entienda nuestra tragedia”.

“Por lo menos se quedaron con los discursos”, terció la mujer. Dio la vuelta y se fue al rencuentro con su tragedia de cada día.

Y bajaron los del barrio a pedir lo que les habían prometido. REGRESAR


Fecha publicada: 29/06/2007
Fuente: Noticias 24
Tema: politica
Tags: El viaducto Caracas-La Guaira


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