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Algunas escuelas privadas se valen de la enseñanza sin regímenes estrictos, a fin de fomentar la participación, los valores, el humanismo y el desarrollo creativo del alumno. Hoy día una de ellas quebró, otra subsiste y una tercera está a punto del cierre por la crisis económica.
No trabajan con regímenes estrictos de educación. No son exigentes con el uso del uniforme, ni rigurosos en el sistema de evaluación continua, pero sí son disciplinados en orientar a los estudiantes a ser humanistas, tolerantes y con convicciones de vida. Los límites los imponen los muchachos y son ellos mismos quienes velan para que se cumplan.
Se trata de un sistema de enseñanza privado no tradicional en el cual los padres influyen mucho en que sus chicos reciban una educación libre sin que factores de normas estrictas los estresen y les bajen la autoestima.
En Venezuela son pocos los colegios que imparten este tipo de educación, destacan el Taller de Escuela Básica (Tebas) con sede en la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Escuela Comunitaria Luisa Goiticoa en la avenida Andrés Bello, la Escuela UNO en Santa Mónica, La Rondalera en San Bernardino, Asociación Para Una Nueva Educación (Apune) en La Florida y Cantaclaro en Maracaibo, por nombrar algunos.
Sin embargo, la crisis ha llegado a algunos de estos planteles. Muchos de éstos siguen siendo sobrevivientes, gracias a la buena fe de padres y representantes que han hecho de las suyas para que no bajen la santamaría y sus hijos puedan contar con ese tipo de enseñanza. Y es que para la comunidad educativa de estas instituciones no se trata de obtener un lucro sino más bien de ofrecer una mejor estadía al alumnado.
QUEBRÓ LA REPÚBLICA ESCOLAR
Uno de los colegios que tuvo que cerrar fue el Instituto de Educación Integral que estaba ubicado en San Bernardino. Allí estudiaban hijos de intelectuales y de artistas con tendencia socialista como los de Pedro Lander y Fernando Flores, por nombrar algunos.
El sistema de estudio se basaba en la "República Escolar" que no era más que un gobierno dentro de la escuela.
Sol Mara Rondón, egresada de ese colegio, recuerda que cada grado contaba con 20 alumnos, de los cuales 10 fungían como consejeros principales (ministros) y todos se basaban en un decálogo de mandamientos que tenían que ver con el respeto, la lealtad, la paz y el rescate de valores tradicionales "Ahí aprendí a tocar cuatro y flauta. Se impartían clases de mandolina, guitarra, folclore, así como danza y ballet clásico. Nos evaluábamos a nosotros mismos y a los profesores.
La calidad de la educación era excelente y éramos como una familia".
El instituto se fundó en 1955, pero a finales de los ’90 cerró sus puertas, ya que no contaba con subsidios y porque -según creen sus ex alumnos- su fundadora, Belén San Juan (quien murió el 20 de julio de 2004), se dedicaba a becar a quienes no podían costear las mensualidades.
La quiebra de este colegio sume en la nostalgia a aquellos egresados que querían ofrecerle una enseñanza similar a sus hijos.
EL ESFUERZO SE MANTIENE
Uno de los institutos privados que sigue impartiendo una enseñanza diferente a la tradicional es Rondalera, el cual está dedicado al desarrollo psicológico, social, creativo y cultural del escolar.
Mercedes Angarita, psicóloga, socióloga, antropóloga y educadora, fundó este colegio hace 40 años. La idea surgió por la inquietud de algunos padres de contar con una educación libre para sus chamos.
"Comenzamos realizando planes vacacionales.
Luego surgimos con un preescolar. Ahora tenemos desde maternal hasta 5° año de Ciencias y todos reciben clases de teatro, música y otras tendencias culturales. Además, el sistema de evaluación se basa más que todo en la investigación, exposiciones y trabajos de campo para hacerlos más reflexivos. Ya tenemos 16 generaciones de bachilleres".
Cada salón cuenta con 18 alumnos como máximo y funciona en una casa de familia que permite una comunicación horizontal, manifiesta. El uniforme se deja en casa y los alumnos son libres, pero con límites que ellos mismos se imponen y cumplen. Pero, además, Rondalera funciona como un colegio integrado, pues acepta hasta dos niños por salón que tengan impedimentos físicos o dificultades de aprendizaje. Esto, porque se dieron cuenta de que muchas instituciones privadas no aceptaban a estos muchachos y eran mandados a escuelas especiales, las cuales, a juicio de Angarita, cuentan con un programa educativo atomizado y desfavorecedor.
Por su trayectoria, este año, La Rondalera recibió el premio Cecodap (Centro Comunitario de Aprendizaje) por el esfuerzo y la innovación educativa. Sin embargo, como otros entes de enseñanza, se mantiene con el pago de las mensualidades de los estudiantes, las cuales no resultan costosas, a juicio de padres y representantes.
"Todos los años, los padres aprueban 10% de incremento en la matrícula para compensar a los maestros. Éste no es un colegio lucrativo. Nos mantenemos porque compramos la casa en 1992 y con el aporte de los padres pagamos servicios y docentes".
De hecho, ese instituto cuenta con pasivos laborales de profesores que llevan trabajando allí desde hace 20 años (son más de 500 millones de bolívares) y los nuevos docentes se liquidan cada año, para no acumular deudas, gracias a la cancelación de las inscripciones.
¿Cómo subsisten? Realizan encuentros y rifas: "El año pasado hicimos una verbena y recaudamos cuatro millones de bolívares, los cuales utilizaremos para hacer los baños de preescolar y la cocina. Somos una comunidad muy unida y fresca. Contamos con papás especiales que se integran al colegio".
Y es que los progenitores de estos niños que estudian allí tienen la convicción de que -como lo ha indicado la experiencia- serán futuros profesionales reconocidos.
UNA NUEVA EDUCACIÓN A PUNTO DE CIERRE
Han sido 35 años de esfuerzos de la Unidad Educativa Apune por ofrecer una enseñanza de tendencia humanista basada en los adelantos de la psicología, según cuenta Robin Urqhuart, su fundadora.
Sin embargo, desde hace un lustro la situación de este colegio ha sido fuerte en términos económicos, pues tampoco recibe subsidio y sólo vive de la matrícula estudiantil. Hoy los padres de este colegio buscan ayuda en instituciones públicas y privadas para que sus puertas continúen abiertas.
Hasta ahora, el inminente cierre está a la expectativa, según cuenta Rhaiza Machado, subdirectora del plantel, quien manifiesta que ha sido tanto el amor de profesores por el proyecto que decidieron impartir más materias y más horas por el mismo sueldo.
"Aquí se mantiene el principio humanista, haciendo énfasis en los conceptos de tolerancia, la pluralidad, el acuerdo, la negociación bajo el principio del trabajo grupal para que el niño sea crítico y reflexivo. Son pocos alumnos por salón que realizan proyectos útiles a la comunidad".
Las rifas, verbenas y ventas que realizaron los alumnos para sus trabajos finales han aliviado algo de la crisis que vive esta escuela.
Sin embargo, las esperanzas son lo último que se pierde. Padres, alumnos y docentes esperan que se dé un proceso de negociación con otras instituciones que ofrezcan una alternativa económica viable y deje que este proyecto educativo continúe en el tiempo.
Y es que esta situación de crisis económica que viven muchas escuelas privadas ha hecho que los representantes tomen conciencia de lo que podrían perder.
Es por eso que, a pesar de la imposición del Ministerio de Educación de congelar las matrículas, los padres prefieren asumir riesgos con sus directores y desembolsar un poco más de sus bolsillos para que no desaparezca la enseñanza que quieren para sus hijos. REGRESAR |
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