Mientras analistas estiman que la variación de la línea editoral del canal dependera de los intereses de sus compradores, dirigentes opositores siguen optimistas sin dejar de pensar en los retos que vienen. La venta de Globovisión a grupos relacionados con el Gobierno y el fortalecimiento del Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (Sibci) pone al país a moverse entre dos escenarios posibles: el de una redistribución de las coordenadas en la televisión abierta en Venezuela y el de una oposición que se reinventa y busca nuevas alternativas comunicacionales, ante un posible cambio en la línea editorial del canal.Tensiones y expectativas se generaron en torno al tema de la venta, desde que esta fue anunciada el pasado 11 de marzo. Ayer, con el nombramiento de Vladimir Villegas y Leopoldo Castillo, en la directiva del canal, se empezaron a disipar algunas dudas y temores. 'El Ciudadano' (Leopoldo Castillo) dijo en su programa que con Villegas se va a entender sin negociar sus principios, en esta 'etapa de transición hacia una nueva Venezuela'. Aclaró que 'no se ha hablado de suprimir programas de opinión'.Pero habra que esperar por el curso que tome la relación con Juan Domingo Cordero y Raúl Gorrín, la nueva plana mayor del canal. Ambos son socios de Seguros La Vitalicia Expectativa opositora'Acoso por las instituciones del Estado', 'situación del país', 'debilitamiento de la economía y su directa consecuencia sobre el flujo de caja ', fueron algunas de las razones que presentó su ex socio mayoritario, Guillermo Zuloaga, para justificar que la situación de la compañía se había convertido en 'inviable'. El cambio de mano de las acciones de la televisora implican un nuevo reto para sectores de la oposición, que tenían en Globovisión el principal agora de los sectores adversos al chavismo.Líderes de partidos de la Mesa de la Unidad (MUD) se ven obligados a pensar en alternativas y a cruzar los dedos porque el canal mantenga su esencia, 'en la medida de lo posible', espera el diputado y vicepresidente nacional de Acción Democratica, Edgar Zambrano. 'Aquí nos planteamos varias opciones: si la intención es bloquear la participación de los sectores de la oposición, pues es condenable desde todo punto de vista. Por otro lado, puede estarse dando una negociación transparente, sin presiones gubernamentales, sin que el objetivo sea cerrar una ventana informativa y para el debate político', advierte.Sobre el posible cambio de línea editorial, la diputada y dirigente de Un Nuevo Tiempo, Delsa Solórzano, se muestra esperanzada y confiada en la figura de los empleados del canal. 'Lo que se ha dicho hasta ahora es que los trabajadores, reporteros, camarógrafos, editores, seguiran trabajando ahí, y mientras ellos estén no nos van a quitar Globovisión', asegura.Tanto Zambrano como Solórzano fueron consultados antes de que se anunciara el nombramiento de Villegas y Castillo como nuevo directores.Línea editorial Es un 'bajón de tono' anunciado y un punto de inflexión en el mapa de medios del país, analiza Mariela Torrealba, profesora de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela (UCV). 'Tendremos un escenario comunicacional poco crítico y con escasa o ninguna presencia de sectores de la oposición. En Venezuela puede hablarse de diversidad de polos, pero el equilibrio informativo no existe'.Sea cual sea el cambio de Globovisión, sería una pérdida para la pluralidad, considera Jesús Urbina, profesor de la Universidad del Zulia (LUZ). 'Podría ser un serio golpe a la diversidad de la información. Hasta ahora, es el único medio de señal abierta que lleva una agenda independiente, con cobertura regional (Caracas y Valencia), pero de gran impacto en la opinión pública', dice.Urbina calcula que la variación de la línea editorial de la venidera Globovisión dependera de los intereses de sus compradores.Desde la semana pasada, entre directivos de otros canales de televisión rodaba la versión de que la línea editorial tendra cambios graduales. La presencia de Villegas y Castillo indicaría ahora que se va en esa vía.Hegemonía de lado y ladoMientras el oficialismo insiste en la 'dictadura mediatica' de las empresas privadas, la oposición advierte que el Gobierno avanza hacia el control total de la información en Venezuela a través de los medios públicos, como parte de la política comunicacional instaurada por Hugo Chavez.En Venezuela, específicamente en el caso de la televisión de señal abierta, existe a primera vista una desproporción: operan 35 canales privados frente a nueve públicos, tanto de alcance nacional como local. Pero si se suman las 34 televisoras comunitarias financiadas por el Estado, la balanza se mueve hacia el sector oficial. El Estado, entonces, se convierte en el principal propietario de televisoras en el país, con un total de 43. Aunque su rating promedio es 11 veces menor a las plantas privadas (6% frente a 69%), según la agencia de medición AGB.Analistas vinculados tanto al oficialismo como a la oposición coinciden en que el control total todavía no se materializa, aunque la hegemonía comunicacional del Gobierno haya avanzado.Por un lado, aumentó la presencia de medios públicos después de 2002. Se registra un 'crecimiento sin precedentes', que abarca no sólo televisoras o emisoras de radio, sino también medios impresos y comunitarios, destaca el investigador Marcelino Bisbal.Parte de la política estatal se refleja en lo que antes era el Sistema Nacional de Medios Públicos (Snmp), lanzado en 2008 por el Ministerio para la Comunicación e Información (Minci).Desde marzo pasado, ese conjunto de televisoras, agencias, radios y diarios identificados con el Gobierno, pasó a ser el Sibci, cuyo objetivo es responder 'al anhelo' de Hugo Chavez de que haya un 'verdadero sistema de comunicación e información que defina, centralice y ejecute la política comunicacional del gobierno bolivariano', reseña su pagina web.El caracter privado de los medios no supone automaticamente independencia o autonomía de contenidos, indican expertos. 'La concepción tradicional de la hegemonía implicaba el control directo sobre los medios, especialmente los de mayor alcance como la televisión abierta. Pero ahora, sin necesidad de ser propietario, el Estado puede mantener el control mediante mecanismos indirectos de presión. Las compañías, por acción u omisión, se apegan a la línea del Gobierno por temor a represalias', dice el profesor Jesús Urbina.El reciente mensaje enviado por el presidente Nicolas Maduro a dos televisoras privadas es un ejemplo. Justo antes de partir a la cumbre de la Unasur, el 18 de abril, dijo que 'Globovisión ha alimentado al fascismo en Venezuela'. También señaló que 'Televen apoyó al candidato de la derecha' y 'tendra que ver si esta con la patria y la Constitución o si esta con el golpe'. Ese mismo día, este último canal no cubrió completa la rueda de prensa del ex candidato Henrique Capriles Radonski.Ademas, el Gobierno amplía su capacidad de transmitir mensajes gracias a la potestad que tiene de intervenir el espacio radioeléctrico a través de cadenas o la inclusión de mensajes al apelar a lo que establece la Ley Resorte. Medios para la genteNo solo a la oposición, sino a la ciudadanía en general le toca crear medios que trasciendan a las redes sociales, dicen los expertos. 'A ninguna sociedad se le cierran para siempre los canales de comunicación y esclusas para dinamizar una visión pluralista', afirma Jesús Urbina. 'Las voces críticas no van a desaparecer, mucho menos el público que demande mensajes alternativos. Se activaran otros mecanismos para multiplicar la información, como las redes sociales y la tv digital, sin descartar los medios tradicionales'.Mariela Torrealba coincide en este punto: 'Los espacios vacíos se llenan siempre. Sin embargo, los medios digitales tienen un espectro particular y un nicho de público particular, como lo es el de Globovisión: parte de sus audiencias podra recurrir a medios digitales, a canales de cable y satélite, pero parte quedara desasistida y buscara en las lecturas de los medios su propia interpretación'.El diputado Edgar Zambrano también piensa en este tipo de alternativas. Mira a las redes sociales como mecanismos que la oposición podra utilizar a su favor, 'siempre que prive la sensatez, la amplitud y el respeto por la información veraz'.
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