| Hace cien años, en 1907 el Ing. Alberto Smith constituyó la 'Compañía Anónima Fábrica Nacional de Cementos', que en esa época comenzó con una producción de 50 sacos diarios, y luego en 1916 Carlos Delfino adquirió el 75% del capital e impulsó la producción con la moderna tecnología del momento logrando convertirse en una de las cementeras más importantes de la región suramericana y de sus plantas salieron pilares y columnas que todavía sostienen el Nuevo Circo, la Ciudad Universitaria y el Teresa Carreño, entre otros, todos templos eregidos con el célebre rótulo 'Cementos la Vega'. Pertigalate, Maracaibo, eran las zonas fuertes de producción, la industria de la construcción en Venezuela, pasada la era Pérezjimenista, volvía a renacer en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, Cementos la Vega llegó a ser tan exitosa que adoptó la formula legal SACA (Sociedad Anónima de Capital Abierto) estrenándose como pionera en el mundo bursátil. Años mas tarde Todo apuntaba al sostenido crecimiento de la industria nacional, cuando arrastrada por la estrepitosa caída o el llamado sacudón bancario del 94- 95, también este sector se vió afectado, es en esa fecha cuando el Grupo Lafarge adquiere la empresa (1994) y también se instala en Venezuela la multinacional Cemex, que ya venía de mantener presencia en cuatro continentes devorando mercados locales, desde su nacimiento en la ciudad de Monterrey, México, en 1906. Catorce años mas tarde, la demanda del material no ha podido ser satisfecha por las productoras internas, y aunque se estimaba que la insuficiencia era el resultado de una indiscriminada exportación, que se había disparado bajo el control de cambio, lo cierto del caso es que el Instituto Venezolano de Cemento, lo niega y presenta cifras menores a la quinta parte de la producción nacional, sin embargo la escasez no ha impedido que el sector privado de la construcción siga respirando y en el caso oficial el pulmón mantuvo su máxima expresión en la construcción del Viaducto Caracas-La Guaira. No obstante, el Presidente, en su afán de convertir a Venezuela en el empresario más poderoso del mundo, con aproximadamente 30 millones de empleados, ahora se inicia en el campo del citado mineral, y compra, con dinero de la nación, las tres compañías mas importantes del ramo, lo complicado y peligroso del asunto no es si nos demandan o no, si Cemex inicia el laudo ante el Centro Interamericano para Arreglos de Diferencias por Inversiones, brazo del Banco Mundial, el temor deviene de no poder garantizar la rentabilidad de estas nuevas empresas de los venezolanos, ya que entre lo pagado a Lafarge y Holcim, US$819 m, más lo que pretende indemnizar a CEMEX por US$650 m tendríamos un desembolso cercano a los 1.500 Millones de Dólares, con el agravante que las ventas anuales actuales, sin repotenciar equipos ni otros costos de inversión, estarían por el orden de 3.7 millones de toneladas métricas, que dejan una ganancia aproximada (neta) de US$120 m, lo que significaría, en una proyección estática un retorno del precio de adquisición de más de diez años, mientras que la industria, ahora aglutinada requerirá fuertes insumos por parte de la nación, que ni siquiera podemos precisar si podrán ser atendidos soberanamente por el desequilibrio en el precio del petróleo. Las empresas expropiadas En pocas palabras, la cruzada capitalista del gobierno socialista que tanto he apoyado, puede ocasionarnos serios inconvenientes de caja, no es saludable para la economía del país la concentración de bienes y servicios en manos del Estado, y aquí me es oportuno recordar que ya hemos vivido situaciones similares de alta voracidad oficial y el resultado no ha sido ganancioso incluso mas temprano que tarde la mayoría de las empresas expropiadas o quiebran o se privatizan. ¿Para qué repetir la historia si tenemos otros mecanismos?. Montaigne sostuvo: 'nadie está libre de cometer errores, pero lo grave es defenderlos con énfasis!. ✍ Marelys D REGRESAR |
